Colectivo Muralista “Museo a Cielo Abierto en San Miguel”.

PRODUCCIÓN GENERAL: Roberto Hernández B.
DIRECCIÓN DE ARTE: Alejandro “MONO” González.
DISEÑO DIGITAL: Ian Pierce B. “EKEKO”.

MURALISTAS:

Alejandro “MONO” González.

Ian Pierce B. “EKEKO”.

Bastián Toledo M. “BASTI NEWEN”.

Carolina Molina A. “SHAPE”.

Luis Rodríguez C. “ANTUHOZEH”.

Carmen Medina C. “NASKA”.

Pablo Aravena L. “AISONE”.

Patricio Moreno V. “AGOTOK”.

Producción Audiovisual: MG fílmicas

Dirección: Esteban Méndez
Drone: Jorge Chamorro
Asistente: Darlyn González

Música: La Partida, Víctor Jara, 1971
Arreglo: Mario Fuenzverd, 2014
Coordinador: Cristian Lobos

Enero 2016

Mural «El Árbol de Víctor»

Documento audiovisual que registra la labor producida por Roberto Hernández (Centro Cultural Mixart), dirigida por el artista plástico Alejandro «Mono» González  y la colaboración de 7 connotados muralistas, entre los días 21 de diciembre del 2015 y el 13 de enero  del 2016, con el propósito de materializar la gran obra visual callejera «El Árbol de Víctor». Este trabajo de dimensiones poco tradicionales, debido a su vasta extensión (1.560 mts), se realizó en el Parque Intercomunal Víctor Jara (Ex Parque Inundable de la Aguada), en una de las estructuras hidráulicas de hormigón que cruzan bajo las calles Santa Rosa y San Francisco.

La coordinación estuvo a cargo de una mesa técnica, que se compuso con integrantes de la Seremi MOP RM, más la participación de la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), y de las Ilustres Municipalidades de San Joaquín y San Miguel.

FICHA TÉCNICA:

Colectivo Muralista “Museo a Cielo Abierto en San Miguel”.

PRODUCCIÓN GENERAL: Roberto Hernández B.
DIRECCIÓN DE ARTE: Alejandro “MONO” González.
DISEÑO DIGITAL: Ian Pierce B. “EKEKO”.

MURALISTAS:

Alejandro “MONO” González.

Ian Pierce B. “EKEKO”.

Bastián Toledo M. “BASTI NEWEN”.

Carolina Molina A. “SHAPE”.

Luis Rodríguez C. “ANTUHOZEH”.

Carmen Medina C. “NASKA”.

Pablo Aravena L. “AISONE”.

Patricio Moreno V. “AGOTOK”.

Producción Audiovisual: MG fílmicas

Dirección: Esteban Méndez
Drone: Jorge Chamorro
Asistente: Darlyn González

Música: La Partida, Víctor Jara, 1971
Arreglo: Mario Fuenzverd, 2014
Coordinador: Cristian Lobos

Enero 2016

«Yo no soy delincuente y los muchachos no lo son»

El día de ayer, el destacado muralista Alejandro Mono González, fue invitado al programa Intensamente de la Radio Oasis, donde la periodista Monserrat Álvarez ahondó acerca de diferentes facetas de la vida personal y carrera del artista. Uno de los temas abordados fue la experiencia de González en trabajos donde la participación de la comunidad es fundamental para el desarrollo de su obra.

Otro de los asuntos destacados fue el de la inclusión y la educación. Lo anterior se desglosó en relación a su tránsito adolescente desde los campos curicanos a la Escuela Experimental de Arte, donde pudo comenzar su carrera gracias a una beca que propiciaba el desarrollo de los talentos juveniles de estratos socioeconómicos menos favorecidos.

Además, se comentó sobre la contingencia y las diferencias arbitrarias establecidas respecto a las diversas disciplinas del arte urbano, fundamentalmente entre el grafiti y el muralismo. Ante aquello, Mono González fue enfático en defender al tag como una puerta de entrada al mundo arte y no al mundo de la delincuencia.

Finalmente, se destacó la relevancia de la educación artística para las generaciones futuras, en contraposición a las medidas punitivas que se buscan implementar de manera institucional en la actualidad. Frente a esto último, menciona experiencias exitosas ya comprobadas, como por ejemplo el Museo a Cielo Abierto en San Miguel y también algunas nuevas iniciativas, tal como el Festival La Puerta del Sur.

DIA NACIONAL DEL PATRIMONIO 2019 EN EL MUSEO A CIELO ABIERTO EN SAN MIGUEL

Testimonios

Por primera vez se celebró el Día del Patrimonio Cultural en la Villa San Miguel, dentro del marco de existencia y relevancia que tiene para el arte urbano visual el Museo a cielo abierto en San Miguel. La fiesta cultural del Patrimonio fue convocada oficialmente este año a fines del mes de marzo, justamente con ocasión de la inauguración del mural n° 60 “A cielo abierto” de Ecos y demás artistas colaboradores. El lema “Juntos hacemos patrimonio” anunciaba una fuerte valorización de espacios artísticos y culturales intangibles, eso que trascienden el acotado listado de edificios que el Estado y la ciudadanía reconoce como inmuebles significativos o emblemáticos.

Visita guiada, sábado 25 de mayo del 2019, Villa San Miguel.

La jornada del 25 de mayo contó con múltiples actividades en la Villa San Miguel, entre las que se destacan: visitas guiadas al museo a cielo abierto, actividades recreativas y taller de pintura en atril para niños, obra de teatro para la familia –provista por la escuela de Teatro de la Universidad Finis Terrae-, feria local de artesanos, taller de batucada y circo barrial, operativo para trámites municipales, y el taller de mosaicos de la Villa interviniendo el mobiliario reciente de la plaza K8, entre otras. No faltaron, por supuesto, un sitio de completada y otro de choripanes para saciar el apetito, preparados por integrantes de organizaciones sociales del barrio.

La actividad que concitó mayor interés fue la de visita guiada a los 63 imponentes murales que componen la muestra artística en la actualidad. Bajo el lema “Historia de la Villa, el Museo y su transformación”, alrededor de ciento cincuenta personas disfrutaron los recorridos y explicaciones en torno a esta monumental galería de arte callejero, que cumple ya nueve años de existencia y que reúne los trabajos de muralistas y grafiteros, a título individual y colectivo, nacionales y extranjeros, bajo la dirección artística de Mono Gonzalez y la gestión del Centro Cultural Mixart, liderado por el poblador Roberto Hernández.

La semilla quedó sembrada. Será difícil para los habitantes de la Villa San Miguel no volver a sumarse en el futuro a esta celebración nacional del Patrimonio Cultural.

Visitas guiadas, sábado 25 de mayo del 2019, Villa San Miguel. Mural n° 10, Nuestra Feria.
Detalles. Decorando entorno inmediato para que se transforme en pie de muro. Mural n° 60, Ecos, 2019.

 

Actividad de organización juvenil La Minga, sábado 25 de mayo del 2019.

 

Participantes del Taller de Mosaico, 25 de mayo del 2019.

 

Muralista chilena La Loica, terminando la última obra que se añade a la colección del Museo a cielo abierto en San Miguel: Biofilia Humanimal. Sábado 25 de mayo del 2019.

 

 

 

Teatro para niñas/os y adultas/os por la Escuela de teatro de la Universidad Finis Terrae. Sábado 25 de Mayo del 2019.

 

 

Museo a Cielo Abierto en la Villa San Miguel: celebración del día del Patrimonio Cultural – Chile 2021

La Loica, destacada muralista chilena, artista colaboradora del Museo a Cielo Abierto en San Miguel

La Corporación Cultural de la Ilustre Municipalidad de San Miguel, comuna que aloja a la villa y el museo a cielo abierto del mismo nombre, nos invita -mediante un emotivo video- a rememorar algunas de las actividades más espectaculares surgidas al alero del arte urbano a través de los once años de historia que ya tiene este proyecto.

¡Qué lo disfruten!

«Cómo el arte salvó a una población entera de perderse en el abandono»

Escrito por: Marco Fajardo.

Publicado en El Mostrador.

Cincuenta años después de su fundación, un barrio periférico era presa del abandono y el acoso de las inmobiliarias. La creación de enormes murales que ya gozan fama mundial no sólo salvó el lugar, sino que contra lo que sucedía antes enorgulleció a los vecinos de vivir allí, gracias al arte de más de 70 artistas de Chile y el mundo.

Cincuenta años después de su fundación, un barrio periférico era presa del abandono y el acoso de las inmobiliarias. La creación de enormes murales que ya gozan fama mundial no sólo salvó el lugar, sino que contra lo que sucedía antes enorgulleció a los vecinos de vivir allí, gracias al arte de más de 70 artistas de Chile y el mundo.

A fines de 2009, la población San Miguel de la comuna homónima del sur de Santiago –un conjunto de casas y edificios de departamentos que datan de 1960- estaba hundida en el abandono.

El espacio público –las plazas, las veredas- quedaron a merced de los chicos con consumo problemático de drogas. La gente dejó de pintar sus casas. Y las inmobiliarias miraron con cada vez más apetito el lugar, situado cerca del metro Departamental y al lado de la Panamericana, un barrio de seis mil personas que con la construcción de nuevos edificios por medio podían vivir hasta treinta mil.

Fue en ese ambiente, en 2009, que un grupo de vecinos se reunió a conversar el tema. Y después de un buen tiempo quejándose y esperando una ayuda del municipio o el gobierno que nunca llegó, decidió tomar el destino en sus manos.

Y de la mano del arte –el graffiti, el muralismo- lograron literalmente salvar el barrio, nada menos que con la creación del Museo a Cielo Abierto San Miguel, materializado en más de una treintena de murales en sus edificios, muros y kioskos con obras de artistas de Chile y el mundo, que hoy son admirados por visitantes de todos los orígenes.

Hubo obstáculos, claro: la ausencia de organizaciones barriales, primero; la desconfianza de los vecinos ante la iniciativa, luego (muchos rechazaban el muralismo por político), y más adelante los escollos propios de poner en práctica una iniciativa, con desavenencias como las que hubo con la ONG Nodo, uno de los socios iniciales.

Pero resultó. Allí está. Antes la gente evitaba decir que era de la población San Miguel, porque decían que allí se vendía droga. Hoy los vecinos lo dicen con orgullo: “Sí, somos de la población de los murales”. Lo cuenta Roberto Hernández, nacido y criado acá, y uno de los gestores de la iniciativa.

“Un lunar”

“Un lunar”: eso era antes la población San Miguel, un barrio humilde en medio de la “Nueva Providencia” que intentó crear la Concertación en los alrededores del metro El Llano, llenando de modernos edificios la comuna.

El barrio nació en 1960, como obra del Servicio de Seguro Social. Allí se instalaron en gran medida trabajadores de Madeco y Mademsa, cuando de Departamental al sur solo había potreros.

Hernández cuenta que la vida comunitaria fue especialmente fuerte hasta la época de la UP, cuando la polarización política también se instaló en el lugar. Tras el Golpe militar, solo se mantuvieron los centros de madres (CEMA) como organizaciones barriales, y algunos clubes deportivos como el Tristán Matta.

La democracia llegó sin pena ni gloria, muchos habitantes se fueron y llegaron nuevos arrendatarios, sin mayor conexión con la historia de la población. Muchos de los fundadores del lugar fallecieron. Eran los años 90. Como en todo Chile, la desidia, el desinterés, la apatía, también se instalaron allí.

Hasta marzo de 2009. Fue entonces cuando Hernández y David Villarroel (su concuñado), junto a un grupo de vecinos, emprendieron un proyecto que en pocos meses cumplirá cinco años. Había que rescatar el barrio. “No podíamos seguir esperando”, recuerda Hernández.”Ya habíamos esperando cincuenta años y lo único que pasó fue que la población estaba cada día más fea y más pobre”.

El punto de partida fueron los muros de los edificios que daban a Departamental, que se habían convertido en lugar de rayados y afiches que se superponían unos sobre otros sin control en una atroz contaminación visual.

Primero quisieron hacer un mural con amigos de Villarroel, un ex brigadista, previa consulta a los vecinos. Después imaginaron uno más grande. Luego se entusiasmaron con llenar las paredes de edificios completos. El proyecto ya estaba en marcha.

Una herramienta

“El arte callejero se convirtió en la herramienta principal, la más creativa y la más eficiente para poder dar la lucha y poder reactivar nuestra población que se estaba muriendo”, dice Hernández. “Queríamos buscar una inmunidad, una burbuja que por un lado nos diera una sobrevida y llamara la atención mediáticamente, pero que también nos permitiera generar lazos” o lograr debatir temas como el impacto del Golpe militar y la dictadura en el barrio, algo que nunca se ha hecho.

“El tema del mural se convirtió en nuestro aliado, en nuestro mejor amigo. Las alianzas, los cariños, las lealtades que se han ido generando” con la visita de cada artista “nos han ido dando una estructura cultural de contactos cada vez mayor”, agrega.

Entre medio hubo que constituir un centro cultural (Mixart) con personalidad jurídica para postular a fondos, que luego se obtuvieron de manera épica en 2010: postularon a última hora, sin que nadie los conociera, y ganaron. “Sin el Consejo de la Cultura y el Fondart no hubiéramos podido hacer nada”, resalta.

Partieron con diez murales gigantes, en los blocks que dan hacia Departamental, como una “vitrina” para poder vender la idea y recolectar fondos, según Hernández. Ya llevan más de treinta, ahora muchos de ellos ubicados en el interior de la población, “donde fluye nuestra sangre”, según agrega. Murales que, entre otros, han logrado que vecinos que no habían pintado su muro en cincuenta años ahora lo hagan, sin que nadie se lo pida, en un verdadero efecto “bola de nieve”.

Fotografía de archivo personal

Encuentro generacional

“La experiencia del Museo es interesante porque hemos unidos el muralismo con el graffiti, que antes estaban separados”, destaca el renombrado muralista Alejandro “Mono” González, curador y director de arte de la entidad, en referencia al origen “comunista o rojo” del primero y “yanqui” del segundo.

Para González, el Museo ha servido así como puente generacional entre artistas como él, miembro fundador de la Brigada Ramona Parra, y los más nuevos como Salazart, un graffitero vecino del barrio y autor del primer mural, que retrata a Los Prisioneros, la emblemática banda de San Miguel.

Asimismo, el graffiti, que antes llegaba desde afuera, ahora hace el camino inverso: muchos artistas chilenos están saliendo al exterior para crear en otros países latinoamericanos o de Europa, según cuenta González.

El impacto no se queda allí. González cuenta que hay conversaciones con el Metro para realizar un mural en la estación de Departamental (están en busca de financiamiento), de forma que para los visitantes la entrada al Museo esté allí mismo, como inicio de un fantástico “circuito turístico y cultural”. “El valor agregado acá es cómo se ha revalorizado la población”, dice.

“Nunca pensamos hasta dónde íbamos a llegar”, comenta Patricio Albornoz, otro de los que estuvo en el proyecto desde el principio, y que destaca el valor que alcanzó el contacto con los vecinos y sus opiniones en los bocetos. “Eso hizo que se empoderaran más del espacio. Ahora la gente quiere que le pinten más”.

Otra cosa importante que destaca es que el Museo funciona ahora como verdadera galería de los muralistas y graffiteros de Chile, “muchos de los cuales ya levan más de veinte años pintando en la calle”. Además se ha convertido en un referente positivo tal que su ejemplo comienza a ser replicado en otros lugares de Santiago, como en el Museo a Cielo Abierto en La Pincoya y otro proyecto en San Bernardo.

En San Miguel, la intervención en más de 3.500 metros cuadrados de más de 70 artistas –no solo artistas nacionales, sino también de países como Brasil, Argentina, Colombia, Francia y Bélgica, entre otros- no solo dio origen a un centro cultural, sino también a un sitio web, un calendario, dos recitales históricos (Sol y Lluvia, por un lado, y Chico Trujillo, en medio de un legendario apagón), un libro y un documental (y un premio nacional del Minvu).

“La población se salvó, y ni siquiera hemos terminado el trabajo”, concluye Hernández, que sueña con convertir una fábrica abandonada en Departamental en sede de Mixart y con recuperar otros espacios del barrio como los minianfiteatros.

“Hace cinco años no había interés en nada y ahora hay una necesidad que raya en la urgencia en algunos vecinos para que se les haga algo. Pintamos una sede y se nos acercan de otra para preguntar por qué a ellos no. Te piden. Te exigen…”

Larga vida al Museo…

Museo a Cielo Abierto de San Miguel from Museo a Cielo Abierto on Vimeo.